Mientras desmontaban esta mañana las últimas tiendas de campaña, el presidente de la Asociación de Cooperativistas Afectados del Sureste de Madrid (ACAS), Ángel Alberto Montero, garantizaba a Efe que en septiembre retomarán la movilización.
"No tiene por qué ser otra acampada, se esta trabajando en varias iniciativas y en septiembre se verá", ha manifestado Montero, que ha asegurado que la reivindicación se mantendrá "mientras exista el problema".
La acampada finaliza esta mañana después de celebrar ayer domingo, hasta bien pasada la medianoche, una fiesta que contó con la actuación de 25 artistas entre poetas, músicos y grupos de danza que les apoyan, incluyó una cena compartida y acabó con fuegos artificiales.
Un fin de acampada al que se sumaron algunos de los "indignados" llegados a Madrid de toda España este fin de semana para participar en una marcha por el centro de la capital, que volvieron a pasar la noche en el paseo del Prado.
Entre 200 y 1.000 personas, según los días, han pasado en la Cuesta de Moyano 88 jornadas al raso para reivindicar su derecho a una vivienda digna tras "ser estafados y arruinados por las administraciones públicas y los políticos", que, según Montero, les han "traicionado" y han demostrado que "no tienen corazón".
El inicio de la acampada se remonta al pasado 1 de mayo, cuando una quincena de cooperativistas colocó poco después de la una de la noche en la Cuesta de Moyano las primeras ocho tiendas de campaña.
El objetivo era entonces "abrir la brecha" para lograr una gran acampada en la que participasen muchos de los 15.000 cooperativistas de las promociones de viviendas de El Cañaveral, Ahijones, Berrocales y Cerros, todas en el sureste de Madrid.
Hoy, como entonces, la protesta se mantiene porque llevan esperando entre cuatro y 14 años a que se construyan sus casas y han desembolsado entre 45.000 y 70.000 euros por familia por una vivienda que no tienen. EFE
Ahora el campamento protesta de la Tenería, vuelve a ser el único campamento activo.Tenemos que seguir luchando para reivindicar nuestro derecho a una vivienda digna y tratar de impedir que las administraciones miren para otro lado. Nos sentimos estafados y arruinados por las administraciones públicas y los políticos parecen carecer de corazón ingnorando este tipo de problemas sociales.
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