jueves, 28 de octubre de 2010

(TV) Ser Madrid Sur 28/10/2010



Llevamos casi un mes acampados a la intemperie en el mismo terreno que comprarmos en Moraleja de Enmedio para exigir la Comunidad de Madrid que apruebe el plan de ordenación urbana y se construyan nuestras viviendas. Somos más de cien cooperativistas, que de ahí no nos vamos a mover hasta que se desbloquee, a pesar de las condiciones que supone vivir en una tienda de campaña.

La cooperativa “La Tenería” compró este suelo urbanizable al Ayuntamiento de Moraleja de Enmedio en 2004, que tenía preparado el proyecto a la espera de que la Comunidad de Madrid aprobase el Plan General de Ordenación Urbana de forma definitiva.
Pero, lejos de haber casas hay un campamento. De los 1.200 cooperativistas, la mayoría del cercano municipio de Fuenlabrada, se han descolgado 700 y más de un centenar de los que aguantan han decidido plantar cara y trasladarse al solar en el que, a estas alturas, esperaban vivir. Llevan a la intemperie cerca de un mes.
Exigen así a la Comunidad de Madrid que apruebe ya el plan de ordenación urbana necesario para dar luz verde a las obras. Un visto bueno que tendría que estar antes del 31 de diciembre, porque si no, dicen los afectados, cabe la posibilidad de que el proceso de aprobación de este plan se alargue durante un año más.
A esto se le suma otro problema, y es que a partir del año que viene los cooperativistas que han dejado el proyecto entrarían, por contrato, en disposición de poder recuperar el dinero invertido en el suelo, algunos han llegado a pagar más de 60.000 euros por su parcela. Un montante que tendría que sufragar el conjunto de la cooperativa que, dice, podría llevarla a la ruina con unos terrenos desérticos en propiedad y la dificultad de encontrar nuevos socios que sustituyan a los que abandonen, por lo que la única solución es la aprobación de este plan y que arranquen las obras.
Llevan acampados desde el 1 de octubre y las condiciones se hacen especialmente duras, sobre todo con la bajada de las temperaturas. Han elevado las tiendas con improvisados palés para evitar se embarren cuando llueva, bidones con leña ofrecen algo de calor, y el Ayuntamiento les ha dotado de electricidad, para iluminar la zona con un foco mientras dure la situación. También les ha brindado las duchas y las instalaciones de la piscina municipal cercana y tampoco falta vigilancia policial por seguridad hacia ellos. Y es que dormir a la intemperie, no es fácil.
Aún con todo, más de un centenar de personas se reúnen en este lugar, algunos todos los días, otros los fines de semana y otros cuando pueden. Pero todos saben que lo peor está aún por llegar, con el invierno a la vuelta de la esquina.

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